Capitán Futuro

Recuerdo aquellos días en que gastar suela, refrescar el guargüero con mote y huesillo, al lado de una sopaipa… Era la ruta típica del cafetero novato que andaba en busca de algún antrito chocalonero por Santiago, como si se tratase del espacio exterior, como si fuese a la caza de una estrella desnuda que le ilumine la corneta, una que lo convierta en su gigante roja, en un Big Bang de efluvios hormonales a cambio de 2 luquitas… Mejor aún si la búsqueda nos obsequiaba algún hoyo negro en donde perderse a la hora de colación y que la vía láctea fuesen dos turgentes tetas.

Ayer, concentrado en estos periplos de antaño, decidí restarle diez años de vida al menos a mi espíritu… Emprendí el camino “a pata”, me provisioné con unos “puchos”, una Bilz de medio y un quequito que encontré al paso.

A eso de las 17:30 horas arribé a un antro, en Estación Central, que según recuerdo se llamaba Cony. La herrumbre de las murallas, carteles desarticulados y hedor a café viejo daban cuenta de un pasado mejor. Su barrita perfecta, que siempre me ha dado la impresión de ser más apta para beber un ron-cola que un café, como siempre, estaba colapsada de caracoles que gustan solo de conversar con las malvadas, todos viejos del barrio, alguna joven promesa del narcotráfico y uno que otro psicópata mudo pulpo, con vista de rayos X.

Yo en cambio, prefiero las mesitas, que invitan directamente al cuerpo a cuerpo. Una vez ajustada la pupila, observo en una esquina a una ¿shemale?... yo paso de aquel manjar. Más allá una lolita bastante atractiva se desenmaraña el pelo… paso también de aquella mala actitud. Con la edad, uno ya reconoce a las estrellas fugaces.

Sin embargo, le di una oportunidad al espíritu jovial que me invadía aquel día. Así fue que tomé contacto visual con una peruanita pequeña, un poquito chueca por aquí y por allá… Pero con una sonrisa impactante que hacía al resto parecer materia oscura. Culito bien hecho, apretadito y tititas normales, morena y cabello cuidado coronado con una diadema tal cual hubiese ganado Miss Universo y luego raptada a una cueva de ladrones galácticos.

Yo, sintiéndome Capitán Futuro, activo mi cinturón de fuerza de gravedad para que semejante estrella resulte atraída hacia mí. Acepto mi café y el de ella, siendo este el único diálogo durante varios minutos… Porque me abrazó y yo la contuve, no habiendo necesidad de otro tipo de comunicación. Lentamente el abrazo se transformó en un espectro electromagnético, mis dedos ya dibujaban todo tipo de bocetos en su cuerpo, remarcando a fuego el contorno de sus pesones. Ella respondía dibujando la órbita de Coquimbo, llegando hasta el núcleo rojo de mi calentura.

Ya era hora del segundo consumo que nunca pidió, pero que yo ofrecí. El premio fue un choque interestelar de labios y lenguas.

Ese capitán futuro! Buen relato estimado.
Yo hubiera elegido a un símil como algún halcón galactico..jeje.

Como siempre agradecido de su prosa, sus palabras envuelven la imaginación y de alguna manera me reconfortan....gracias estimado

puta que me haces ocupar el dixxionanario chondo culeco...

Chondito se las mando como siempre. Me hizo recordar mis años de gasta e suela pa dar con el filon chakalonero

Saludos

Clap clap clap... Me pongo de pie... Muy wen relato...