Yo creo que algunas rutinas matan, y cuando matan, lo hacen igual que algunos tipos de cáncer, lenta y silenciosamente. Ahora, la rutina que mata es aquella que a uno lo desafecta, que no es otra cosa que perder el compromiso con lo que se hace. Y, ojo, que es refácil distinguir este tipo de rutina, pues se rige por la misma ley que se rige el mÃÂ*nimo esfuerzo.
Al respecto, me atrevo a recomendarles una pelÃÂ*cula, que si bien no habla de pura rutina y tampoco es la rutina el leitmotiv, si habla de cómo una persona sola (demasiado sola), que llegó a confundirse con el resto de los objetos en el mundo, comienza a llenar de sentido, afecto y compromiso la última parte de su vida y todo, a partir de un encuentro inesperado y al principio violento. La pelÃÂ*cula es sencilla, para nada densa y menos pretenciosa, se titula “The Visitor” o Visita inesperada, como la tradujeron al español.
Si pueden, véanla.