Ud. deberá reeducarse sexualmente a sí mismo y hacer que su mente y su pene funcionen armoniosamente. Lo haremos por medio de la masturbación. Olvídese para siempre de esas masturbaciones apuradas, hechas de pie frente a un inodoro.
Ud. deberá estar acostado, completamente desnudo (es un acto sexual y ningún acto sexual se hace vestido), absolutamente cómodo y relajado, mire su pene fláccido, es hermoso verdad? Empiece a estimularlo con sus manos, concéntrece sólo en esto, no piense en su próximo examen de matemáticas o en el jefe de la oficina, no se distraiga con los ruidos externos como conversaciones, televisión y bocinazos, estimúlelo lentamente y vea como comienza a aumentar su tamaño, un verdadero milagro de Dios, dése cuenta del placer que ésto le produce, respire profundamente para llevar oxígeno a su cerebro (pero no se concentre en su respiración), continúe estimulando su pene, hágalo lentamente al ritmo necesario hasta alcanzar la erección, su pene luce ahora todavía más hermoso!, continúe lentamente hasta estar cerca del orgasmo, ahora deténgase, aproveche este momento para acariciar y recorrer su cuerpo con sus manos concéntrese sólo en el placer, en la satisfacción y la alegría infinita que éste momento le proporciona; vuelva a estimular a su miembro, lentamente hasta llegar de nuevo cerca del orgasmo y deténgase, repita ésto tres, cinco o más veces, su pene seguramente estará tan duro como una roca, apuntando hacia el ombligo, si lo quiere bajar hacia sus piernas comprobará que su dureza le impedirá todo movimiento; finalmente llegó el gran momento, estimule siempre lentamente, hasta llegar al orgasmo, sentirá la sensación más grande que existe en el universo, una verdadera explosión de placer que recorrerá y hará estremecer de gozo TODO su cuerpo, hasta la última fibra, no solamente su pene, el orgasmo es la sensación placentera más grande conocida. Toda esta “sesión” debería llevarle no menos de 30 minutos y si son 40 minutos, mejor.
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