Fue en Noche Buena…

Ahora me viene el recuerdo, en este pálido lugar, en el rincón mas apartado de mi casa; este, en donde vaga mi mente, medito y recuerdo momentos gratos y amargos…
Rememoro instantes de mi infancia, y sólo ahora entiendo algunos hechos, acontecidos en mis tempranos años de vida…recuerdo militares entrando y revisando nuestra casa…buscando no se a quién; la cara de mi madre…tranquila, tomándonos las manos a mí, y mi hermano…vecinos jóvenes corriendo por los techos del vecindario…escapando, sonidos de balas y sus ecos a lo lejos…pero no recuerdo miedo, talvez porque mi madre nos demostraba que no era nada importante…

Era una época dura, crecí en un barrio con el estigma de los proletarios…con la marca de revolucionarios…pero sólo eran gente común, humildes trabajadores, lugar de dueñas de casa, fuertes… sólo se vivía para comer…muchas mujeres solas con sus hijos…
Una vez por semana venía un camión y repartía agua potable para toda la población, la acumulábamos en tambores…los pasajes no tenían luz, por cuanto de noche era fácil tropezar y caerse… mas de algún vecino después de una noche de copas, al otro día aparecía con algún recuerdo en su cuerpo por la caída…

Mi madre, como toda mujer fuerte y corajuda, trabajaba en lo que podía, lavando ropa, limpiando casas, además era la enfermera del barrio…pues en esos tiempos, tener atención médica era una bendición…y un milagro poco común…
De aquellos tiempos, y pensando como son las cosas ahora…creo que era feliz…un palo con un clavo era mi arma, unos cartones cortados amarrados con pitas eran mi armadura, y así jugaba con mi hermano y otros amigos del pasaje…hacíamos nuestros juguetes, y todo lo compartíamos…escaramuzas interminables entre el cerro y el valle de “Azapa”…con juguetes de precoces artesanos…

Me viene a la memoria, un día de navidad, arreglando el árbol de navidad, que era lo mas entretenido…mi madre siempre se las arreglaba para ponerle lucecitas…yo sólo esperaba una rica cena, y alguna sorpresa…que nunca se dio…pero era en realidad esperábamos que a alguno de nosotros, incluyendo a nuestros amigos…le regalaran algo entretenido…
…sabíamos, o teníamos conciencia de que el viejo pascuero hace mucho tiempo nos había olvidado…y capítulo aparte, los viejos vecinos decían, en son de broma, que Pinochet lo había exiliado por ser rojo…
…ya eran pasadas las 12 de la noche buena, total era un día de los niños y nos permitían quedarnos hasta tarde, salimos a la calle, a juntarnos con nuestros amigos a ver si existía alguna novedad…estábamos sentados en la puerta de la calle, y se asoma el conejo, era nuestro amigo, le decíamos así por sus prominentes dientes…
Hola conejo…y ¿Cómo te fue?..Maoma no mas…me regalaron un par de calzoncillos y una polera… ¿y a ustedes?... a mí y mi hermano nos regalaron un par de calcetines y un jabón para cada uno…ja, ja… nos reímos todos…en eso llega Juanito…y la pregunta de rigor… ¿y?... ¡hola muchachos!…no pasó nada, lo de siempre una polera y un pantalón corto…
…estábamos en eso cuando llega el Rodolfo corriendo, jadeando…y alegre, diciendo: esperen, esperen… ¡ya viene el Lucho!…

El Lucho era el hermano del Rodo…a lo lejos lo divisamos que venía corriendo, con algo entre las manos, como era de noche, no percibíamos bien que era lo que traía…hasta que llegó, con su cara llena de alegría nos decía…Miren chiquillos…nos regalaron una pelota de futbol…¡es de cuero!…¡es de cuero!...
…era increíble, todos estábamos felices, nos abrazamos, saltamos y…a preparar la cancha, que era el mismo pasaje con piso de tierra…dos piedras separadas hacían de arco, total no importaba que no existiera luz, pues ese día había una luna llena, grande e inmensa, que nos permitió jugar al “Mete gol”…que no era otra cosa que el que hacía el gol se quedaba al arco…era tanta nuestra dicha jugando, que el tiempo no importó, pasaron horas y horas, y sólo detuvimos la “pichanga” cuando nos percatamos de los primeros destellos del alba…