Hace una semana más o menos estaba piolita saliendo de la oficina, y se me ocurrió llamar a mi bella María Paz. Ella me respondió con la alegría de siempre, pero me contó que estaba cansada y un poco estressada... Así que me agrandé y le ofrecí un masaje. Me dijo ¡Yaaaa!, pero que me apurara, porque tenía que irse temprano. Llegando allá un abrazo, unos besitos, y entramos al box. La desvestí como pololo de 15, y la invité a subirse en la camilla. Comencé a masajear sus piernas, deslizando de vez en cuando mis manos en su entrepierna. Luego la espalda, hombros y cuello, volviendo luego a sus piernas, a su entrepierna, a sus nalgas, a su entrenalgas... Luego comencé a besar delicadamente sus piernas, sus nalgas, su entrenalgas.... Todo esto mientras conversábamos como pololos. Luego llegó la mejor parte, la que a ella le encanta, el "dese vuelta"... Besé largamente su boca, con amor nada fingido, y luego sus pechos, que son hace tiempo ya un alimento predilecto para mi. Luego separo delicadamente sus piernas, y me deslizo entre ellas, para lamer su sexo con fruición, y para succionar su clítoris en la forma que a ella le gusta tanto. Tuvo un final feliz felicísimo, y luego la seguí acariciando unos minutos, orgulloso del trabajo realizado, por que sus ojitos mostraban que mi terapia la había relajado como era mi intención. A esas alturas yo estaba como piedra de curanto, pero ya habían pasado unos 40 minutos, y no me había siquiera duchado, por lo cual le di un beso largo y luego le dije "vístase, y váyase tranquila, para que no se atrase" "¿Y usted?" me preguntó... Y le respondía que Michelle me daría mi merecido relax... Se vistió y se fue contentilla, despidiéndose con otro largo beso de polola. Fin de la primera parte.... Se viene el capítulo II, cuando Michelle me hace mierrrrrrr
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