Soy ferretero experto del cafeteo pero no del puteo. Y si bien dije que nunca he pensado que las escort (o cafetinas o masajistas) me atiendan por mi linda cara, porque tan lindo no soy (ni tan inocente tampoco), una cosa es saberlo o intuirlo por deducción y otra confirmarlo por confesión. Es como los espectáculos de magia. Nadie cree (supongo) que David Copperfield tenga poderes mágicos. Sabemos que es un truco, pero al ver el show jugamos a que no lo sabemos, o nos preguntamos "¿çomo hará el truco?". Pero si viéramos como lo hace, el show se pudre y ya no nos interesará verlo, pues, valga la redundancia, se pierde la magia.
Además, por ejemplo, después de estas entrevistas cualquier quejido de una peuca me parecerá irreal, y si quedara de juntarme un día con la Rocío y me llamara pa' cancelar, estaría seguro que me vió y me encontró feo, charcha o picante. Pa' eso, mejor no ir.
Saludos!
Marcadores