Querida Almendrita:
No fue mi intención deprimirla. Entendí que el tema merecía respuestas sinceras.
Pero no debe preocuparse. Mis gustos son minoritarios y, sin duda, a usted no deben faltarle los admiradores que caen rendidos ante su maestría.
Y ¿quién no dice que algún día usted pasa a ocupar el primer lugar de mis placenteros recuerdos? Intuyo que su boquita es una verdadera caja de sorpresas ...
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