Bueno, el Linus por ahí pedía que los foreritos escribiésemos nuevos temas.
Eso me hizo pensar porqué ya casi no escribo temas. Mis motivos aparentes son que ya practicamente no voy a Cafés con Pierna por un lado, y hoy por hoy me divierto mucho más leyendo que escribiendo.
Sin embargo, el motivo de fondo es que empecé a participar mucho más en otros foros específicos de mis áreas de interés y cognitivas.
Curiosamente, hoy leyendo el LUN, aparecía una columna apenas rozando un concepto que he discutido ampliamente con mis estudiantes y en foros específicos.
Se trata de la Ambigüedad Ontológica, tema que sé que con voluntad tendrá una o dos respuestas serias, y con suerte una más desvirtuando.
Al grano. Con respecto al mismo tema de la infidelidad que planteaba la Almendra, yo creo profundamente que el ser humano es fiel o no es fiel, de forma involuntaria... por naturaleza.
Cuándo eres fiel o cuándo eres infiel (valga la redundancia) y te sientes incómodo de una u otra forma, significa que no estás siendo consecuente entre lo que piensas y lo que haces… Eso es ambigüedad ontológica, que en términos sencillos y bien chileno, sería algo así como “es lo que hay”… Pero esa frase, indica implícitamente que nada te puede sorprender de la realidad conocida.
Ahora bien, es en la Ambigüedad Ontológica donde encontramos la fantasía del relato y de las emociones, de los placeres y los peligros… Algo así como encontrar la sorpresa en donde no la esperabas, o descubrir un nuevo conocimiento en donde creías saberlo todo… Es la sorpresa de un niño al enterarse del descubrimiento de una nueva especie, o el mismo niño descubriendo el placer de la masturbación y luego que eso mismo se puede experimentar de a dos.
Otro meta-ejemplo, una persona inteligente es asequible. Pero cuando se convierte en un intelectual o empresario exitoso o depositario de poder, se transforma en una figura inalcanzable, tanto así que ni en el día de su muerte la sociedad se sentirá invitada. (Prefiero no dar ejemplos)
Por el contrario, si esa misma inteligencia convierte a la persona en un comunicador, en un líder de opinión, en un líder revolucionario o reconocido filántropo; todo el mundo se sentirá participe de su funeral. Ejemplo, Camiroaga.
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