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Se supone que la Alexa llegaba en dos semanas más a visitarme, ya que antes mi amiga loquita pasaría a ver su mami. Como esta loca no perdía el tiempo, me contó que pasando las penas ya había conocido a un negro en un pub, de esos que llegan al norte escapando de la guerrilla según ellos (pero quien sabe en que tete estarían metidos). La Alexa no era de omitir detalles, así que me contó desde las características del negro hasta las posiciones que habían hecho con este natural de Cali (entre calientes se entienden, en todo caso jaja). Según ella la paraguaya era lo más suave que habían hecho.
Que envidia me daba esta weona a veces. Y una tratando de irse lento en cuanto a los hombres, tratando de esquivar futuras decepciones y esta métale comiendo chocolate. Y no es que una fuera feita, sino que por tiempo, entre el trabajo y mi niño que no tenía tiempo para hombres. No era cosa de agarrare al primer weón y ponerlo como papà de mi angelito, ni cagando. Se me acercaban por el trabajo principalmente, uno que otro cliente buscaban algo mas que sexo según ellos, a pesar de que los que me habían pagado por acostarme con ellos se iban rapidito a la casa después de acabar, de seguro a dar explicaciones por la llegada tarde. Todos eran iguales, parecía que el amor se les quedaba junto a sus fluidos en los forros desechables. Muchas veces me sentía una mina desechable, pero yo sabía el cuento: todo era por plata. Con el tiempo, mi corazón se iba endureciendo. El estúpido del Killer también colaboró con enfriar mi alma a los hombres.
Resulta que un día llegamos a trabajar y el jefe nos miró cachudo. “¿Que no les avisó la Jade que no tenían que venir?”. Argentina reculiá, pero nos la iba a pagar la maraca-conchasumare. Siempre éramos las primeras en llegar con la Negra, para así ensayar los bailes y actualizar los facebook y página del Night. El jefe se había quedado en los años 80 y no manejaba nada de internet, así que nos dejaba la tarea a nosotras.
Ese día el jefe había arrendado el local para una despedida de solteras. Y la negra que era especialista en armar escándalos métale exigiendo que por lo menos nos pagaran los pasajes ida y vuelta. En eso el jefe se mete a su oficina y nos deja afuera hablando solas, viejo maricón. Cuando en eso llega una chica muy simpática para organizar el evento. Era la madrina y amiga de la novia. La Negra siempre tan tímida le contó que trabajábamos ahí y que si necesitaba ayuda de algo. La mina dijo que no pero que igual estábamos invitadas al show, total ellas eran solo 10 invitadas para tres vedettos. Que nos dijeron.
Al final de las 10 invitadas llegaron solo 6, más nosotras que éramos tres ya que a la Colorida tampoco habían avisado. Era obvio, si dicen que la Colorida le había levantado un cliente que por años tenía la Jade. Si incluso dicen que el viejo, un milico jubilado y con grado alto, se iba a separar de la señora para juntarse con esta bitch. Un mito que ni la Jade ni la Colorina habían aclarado nunca.
Entre tragos, risas, karaoke y baile la madrina nos preguntaba consejos de cama para la novia a nosotras, catalogadas como ídolas en estos temas por el simple hecho de trabajar en un cabaret. Y hasta una de las invitadas anotó los datitos en el celu jajaja. En eso aparece el jefe de presentador de despedidas. Viejo cagao, no fue capaz de contratar a nadie para esa pega y el mismo como weón dándoselas de señor corales. En eso cachó que estábamos la Negra, la Colorida y yo bien sentadas con nuestros tragos viendo el show, pero no dijo nada y como el show tiene que continuar, presentó al primer bailarín.
En eso aparece un negro cototo, no era bonito pero con un cuerpazo, bailaba al ritmo de Chayanne. Luego su lento y se saca la sunga. A mis 20 años, era la primera vez que estaba en una despedida de solteras, mirando en vivo y en directo una de las vergas mas lindas que he visto en mi vida, enorme y gruesa como una boa y curva como un boomerang, como lo describió la Negra. En eso le pone en bandeja el “quetejedi” a la novia y zum que se pierde dentro de la boca de la chica, apenas le caía a la rubiecita esa tremenda guasca, a todo esto sin condón ni nada jajaja, impactante, mientras la madrina métale sacando fotos. Luego cambio y era la madrina quien le aplicaba su tonto mamón al loco. Todas las invitadas vueltas locas tocando al Negro, mientras la Colorina me decía al oido “menos mal que las putas somos nosotras” jajajaja. Días después supimos que aquel vedeto era el famosos Negro Mafla, vaya talento.
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