Nunca olvidaré aquella mirada, como si ella estuviese rompiendo el mundo con los ojos, tratando de decir algo que las palabras no pueden.
Jamás entenderé como se destruyó la Tierra que habíamos creado, como se nubló el erótico cielo que nos cubría. Nuestras manos que antes dibujaban sueños en el aire, se transformaron solo en un dedo acusador de la decepción emocional... Apenas una extensión física del odio larvado en el corazón.
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