Nones, la estrategia que usó es que "se le olvidó cobrarme".
Iba bajando en el ascensor (y caminando sobre algodones) cuando
de repente me di cuenta que la mina no me había cobrado
(por cierto, nos habíamos despedido como dos auténticos enamorados).
Inmediatamente reaccioné y subí altiro a pagarle, imaginando que
después esto podría generarme problemas.
Se hizo la loca y me recibió el dinero, pero yo quedé con mi conciencia
de putero tranquila.
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