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Puedo contar mi historia, pero no completa, porque mi musa trabajaba en un céntrico café, de esos bien "juguetones", pero ahora está un poco más recatada, pero sigue activa.
Por efectos de evitar malos entendidos, pongamosle Karol.
Esta historia pasó hace como 4 años atrás, en un café donde se practicaba la pesca con mosca (Quien sabe, sabe). Era tipo 11 horas y yo venía de un asunto de pega, y me junté con dos amigos que no cafeteaban nada (Uno de ellos hoy es un alumno aventajado). Con Karol había (hay) super buen feeling, pero aparte de unos agarrones bien calentones que incluían masaje glandial, ese era el tope, y nunca gastaba muchos consumos.
Pues bien, esa vez, llegué con mis amigos y ella nos atendió a los tres, el café estaba super lleno, y costaba perrear. Bueno, la cosa es que estaba jugando con ella mientras tiraba la talla con mis yuntas, y a ella se le ocurrió una travesura....se le cayó la cuchara y cuando se agachó, me abrió el cierre y se dirigió al país así sin más.
Si bien reconozco que santo no soy, nunca lo había hecho así con tanto parroquiano, y menos frente a amigos mios con los que no había esa confianza. Ellos me aplaudieron y yo me puse super colorado. Igual pasó medio piola.
Aún veo a Karol, de vez en cuando, cuando vuelve a trabajar, y aunque han vuelto a pasar cosillas dentro del café, nunca como esa vez, dónde reconozco quedé plop.
Sigo encontrando rica a mi regalona. No importa que la vea 2 o 3 veces al mes.
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