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El negocio del Placer...
El negocio del placer
/ La Nación Domingo Por Rodrigo Quiroz Castro
Escrito por Mónica GarcÃÂ*a Massagué, su libro es una invitación a recorrer este lugar oscuro y mÃÂ*tico que existe a espaldas de la sociedad desde el 4 mil antes de Cristo. Se trata de una lÃÂ*nea de tiempo que lubrica la memoria y la geografÃÂ*a del prostÃÂ*bulo.
El oficio más viejo del mundo se ha practicado dentro y fuera del burdel, ese espacio mÃÂ*tico, sucio, adorado, peligroso y perseguido, que nació en los templos del imperio sumerio 4 mil años antes de Cristo y que ha acompañado al bicho humano en todas sus mutaciones históricas.
Un espacio a espaldas de la sociedad que ha reflejado en su arquitectura y diseño la organización social del hombre. El libro de Mónica GarcÃÂ*a Massagué traza una lÃÂ*nea de tiempo lubricada por la memoria y la geografÃÂ*a del burdel. Un recorrido por habitaciones que esconden un lupanario de Bolonia, que en el siglo XV ofrecÃÂ*a sexo con espÃÂ*ritus, o prostÃÂ*bulos polacos, donde el cliente lanzaba monedas a la vagina de una prostituta.
POZO SAGRADO
Lo que está muy claro en “La historia de los burdeles” es que las rameras tenÃÂ*an mejor estatus que el actual. Las primeras servÃÂ*an a los dioses en templos del imperio sumerio. Kakum fue el templo de Uruk (cerca de Bagdad) consagrado a la diosa Ishtar. Heródoto, acaso el primer cronista de todos los tiempos, describe la costumbre babilónica de que toda mujer una vez en la vida debÃÂ*a ir a ofrecerse a un templo a un hombre desconocido.
Con perspectiva histórica la prostitución aparece como algo sagrado en casi todas las culturas milenarias, en India las devadasis (sacerdotisas) satisfacÃÂ*an hombres en un coito divino donde se anulaba la dualidad masculina-femenina fundiéndose en una sola alma. Mientras las estructuras se hacÃÂ*an patriarcales, la prostitución sufre el azote del cristianismo y el islam. Si nacen en lo divino, hacia el 620 a.C. son tomados por el poderoso y realista Estado, que se hace cargo de una actividad que, sobre todo, generaba dinero. Solón crea el primer burdel municipal al que llamó Dicteria, éste tenÃÂ*a precio módico y exigÃÂ*a a las prostitutas (dicteriades) que usaran peluca rubia (las nobles tenÃÂ*an el pelo oscuro) y se pasearan con un pecho al descubierto.
Pero es en Roma donde el burdel es cargado con sus dos funciones históricas: servir como vÃÂ*a de desahogo sexual de la gente y sostener las arcas del poder.
El termino lupanar viene de lupanarium, sello de la loba lupa que amamantó a Romulo y Remo y que el imperio romano imprimÃÂ*a en los burdeles andantes que acompañaban las tropas en su expansión por los continentes.
En esta sociedad también se originan otros significados milenarios como prostÃÂ*bulo, meretriz y puta. El primer concepto viene de protibula que hace referencia a la clase más baja, las meretrices en cambio se distinguen por ser expertas en artes; eran mimas, cantantes y bailarinas. Puta, viene de putae, que denomina a un tanque o un pozo.
La caÃÂ*da del imperio romano supuso también la caÃÂ*da del lupanarium y el fin temporal de la prostitución institucionalizada. La Edad Media llegó con su oscuridad. La peste y las Cruzadas volvieron a hacer itinerantes las casas de la alegrÃÂ*a. En esta Guerra Santa los europeos conocieron la desinhibición asiática y luego de años de muerte y mestizaje hasta el Papa Julio II funda un burdel en Roma. La peste bubónica es otro hecho que marca la vida de este periodo. En 1347 contabilizaba 75 millones de vÃÂ*ctimas. Con tanta muerte, la gente se lanzaba a los placeres de la carne porque en pocas horas podÃÂ*a terminar llena de gusanos. Al compás de los siglos, el burdel vive adorado y perseguido. En 1490 el periódico inglés La Puta Vagabunda funaba con nombre y ficha técnica los lupanares en una denuncia que se convirtió en la mejor guÃÂ*a de los clientes. Italia era conocida mundialmente por sus cortesanas y en un censo de ese año dice que hay una puta por cada 12 habitantes. Las mancebÃÂ*as españolas se hicieron famosas y fueron toleradas para reducir las tentaciones de la carne. El gran Francisco de Quevedo les cantaba: “Mujer hermosa y boba, si calla vale tres reales; y si habla los pierde / Mujer fea y discreta de dÃÂ*a no vale un cuarto, más de noche embozada en un rincón vale/”.
Y de la Edad Media el recorrido del libro nos lleva a Oriente y describe a las cotizadas prostitutas árabes talentosas en el arte de amar, el canto, el baile y el laúd. Les llamaban las serai y el libro “El jardÃÂ*n perfumado” elogiaba sus destrezas y enseñaba las posturas recopiladas por el Jeque Al Nefzawi.
En la india de 1.600 las devadasis acompañaban las campañas militares y seguÃÂ*an cumpliendo un rol sagrado.
Avanzando por el mapamundi, GarcÃÂ*a Massagué narra la historia del burdel chino, que nace mientras la dinastÃÂ*a Ching construÃÂ*a la muralla. Con los siglos pasa a denominarse casa azul y las prostitutas son llamadas “las flores caÃÂ*das” o “mujeres del viento”. Los chinos también crearon los barcos florales donde el baile, el opio y el sexo hirvieron hasta que en 1949 el triunfo de la revolución comunista paró la jarana.
En Japón, las prostitutas nacen adorando a la venus nipona Kwan Non y el protocolo Zen marca sus formas de hablar y moverse. Las tayu son las maestras del sexo, bailan, bañan a su cliente y le sirven la ceremonia del té. Las geishas hacen todo lo anterior salvo el sexo. La autora aclara esta vieja confusión, enfatizando que la geisha no es una servidora sexual, de hecho en 1870 se movÃÂ*an por las calles con la leyenda que decÃÂ*a “vendemos arte, no nuestros cuerpos”.
Atentamente
Rz

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