Un conocido Párroco reunía a sus amistades a tomar el té a la hora señalada todos los martes de cada semana en su casa al lado de la iglesia.
Cierto martes, el puntualísimo Sacerdote no apareció y los invitados estaban intrigados. En cierto momento aparece el sacristán de nombre Valote, les dice a los presentes, con por encargo del cura:
-Señores, Monseñor les pide disculpas por la demora y les anuncia que después de mucho tiempo, se ha reencontrado con su vieja y querida amiga en Chillán.
Dice que si puede, dentro de dos horas estará con ustedes, y si no puede, dentro de diez minutos. Muchas gracias.

Moraleja: "CUANDO TENGA QUE DAR UNA EXCUSA, NO MANDES AL MAS WEÓN"