Nunca un clavo saca a otro clavo... Y uno puede hacerle daño al otro.

La excepción es cuando una amiga te regala un polvo para sacarte la pena, una vez me pasó... Pero ella sabía que iba a un mal polvo (en realidad dos malos polvos, je, je), pero a una larga tarde abrazados regaloneando y conversando...

Quedé eternamente agradecido de esa mujer