Es raro... Creo que si yo hubiese querido llevármela al catre, ella no habría aceptado.

Como yo no quería, pero ella deseaba que yo quisiera, me dijo abiertamente que nos quedaramos hasta el otro día dándole.

Y bueno, como dice Mr. Linus, no hay que ser muy vivaracho para darse cuenta que a mi amiga se le antojó como juguete, pero no era juguete la weaita.