Don Trini... ¿Ve que no cuesta tanto plantear un tema interesante, sin caer en la ofensa gratuita?
Primero que nada, quiero decir que yo respeto toda opción que tomen las personas. Sin embargo me desagrada la prostitución. La he consumido, pero ya no... Básicamente por respeto a mi mismo y luego al ser humano, especialmente al significado de ser mujer y hombre.
Sin embargo siempre he pensado que si alguna persona querida, ya sea en el círculo de amigos o de familia, me dice que va a dedicarse a put@, me pondría muuuy triste, le aconsejaría con todas las fuerzas que no lo hiciera y le ayudaría a ver otras alternativas... Ya sea para satisfacer sus necesidades de dinero, de sexo o afectivas. Es decir, la ayudaría con mis propios recursos para que salga delante de otra forma.
El problema es que generalmente las personas que se dedican a la prostitución no cuentan con ningún tipo de apoyo real, vale decir ayuda económica, la oferta de un trabajo que satisfaga sus necesidades, tiempo para sus huj@s... y un largo etc. que va desde el gusto por el lujo hasta plata para el pan. Tampoco cuentan con alguien que les ofrezca un espacio en donde vivir un tiempo mientras se arreglan... Es decir, reciben puros consejos y ningún apoyo real.
La vida es muy dura a veces, y aunque tu misma familia te aconseje que no lo hagas, pero no te ayudan con nada, igual lo vas a hacer.
Para variar, tengo un ejemplo propio. Cuándo tenía 14 años, me enamoré de una prima muy linda y rica, pero muy pobre. Pololeamos y terminamos al poco tiempo. Ya adulto, me la encontré teniendo ambos 28 años… La sorpresa es que nos vimos en un conocido toples. Sentí tanta pena, pero no tuve más remedio que desearle lo mejor y que tratara de salir pronto de ese lugar, le ofrecí un techo, comida y amistad. Ella lo aceptó y estuvo tres meses conmigo, hasta que volvió al trabajo porque necesitaba dinero.
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