Después de almorzar mi nutritiva sopaipilla con pebrecito cargado al aceite Protal, tratando de seguir a una numerosa bandada de palomitas, llegué al Lady’s, que continúa cerrado.
Un misterioso gatito negro con collarcito rojo, me invitaba a seguirlo… Luego decubrí que a su vez, el animalito seguía un intenso olor a merluza frita, combinado con la ranciedad de páginas de libro viejo, y de pronto, me encontré ad portas del ex Diablillas de Freders.
Tablita:
Nombre: Vaticano
Local: Tiene un aire francés, a bohemia vieja / Nota 6,0… me gustó.
Chicas: 3 pokemonas / Nota: 3,5
Atención: Se hacían las monjas / Nota: 2,0
Música: para el olvido / Nota: 2,0
Valores: 1k y 2k.
No se si recuerdan a la Paloma, chica rubia de enormes y danzantes tetas, contextura media y más caliente que yo… Que conozco desde el 2000, pero que no veía hace 5 años, la última vez en este mismo tugurio, un día que llegué borracho y terminé bailando con dos peucas casi en pelotas.
Fue decepcionante ver en Paloma, el efecto notorio de los años; la falta de ejercicio y el exceso de promociones de completos y combos Mc’Donalds…
La cosa es que apenas me vio se cagó de la risa, le brillaron los ojitos y hasta creo que le hizo puchero el chiquitín, porque me dictó al toque el menú que ofrece por fuera.
La cosa es que quizás por respeto al nombre del café, o por las continuas inspecciones, atienden desde la barra y solo ofrecen conversa y con suerte un masajito. Finalmente me atendí con Ana, que se veía solita.
Ella es voluptuosa, pero con efecto gravedad por donde se le mire. Buena onda la mina, pero nada rescatable, excepto el café que estaba muy bueno.
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